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Víctor:

Gracias amigo mío, gracias por tu bien intencionada intervención de pacificación, ha sido diplomática y justa. Y hablo de aquella en que invitabas al Italiano a ser respetuoso. No obstante pienso que las cosas han tomado un tono distinto.

Respecto a los correctos comentarios que haces sobre la caída de los imperios, si bien es cierto que atinas rectamente en el modo practico en que uno de ellos cayo, no por ello puedes eximir de culpa al liberalismo; pues las contiendas entre correligionarios también tienen por base la “liberación” de la autoridad en turno.

En cuanto a la magnífica apología que hiciste de la forma en que debe respetarse la opinión ajena; y puesto que debo ser agradecido con alguien que se conduce con la debida propiedad, permíteme ser honesto en reciprocidad a tu generosidad. Por desgracia el “relativismo”, aunque es una salida diplomática extraordinaria, no es la verdad. Y me dirás: ¿qué es la verdad? Y deberé contestar que objetivamente, es la adecuación de una descripción a la realidad de un objeto. Así que no depende de mi percepción, mi punto de vista o mis ideas, pues esto es subjetivo, no objetivo.

La verdad y la mentira no gozan de los mismos derechos, aunque la máxima ética en boga, consista en ¨respetar¨ la opinión ajena, aun y cuando falte a las más elementales reglas de la lógica. Pero la lógica es la ética del pensamiento; si uno no utiliza la lógica como base y tamiz de sus ideas, entonces solamente imagina, no piensa. Nadie quiere hablar con la verdad pues se antepone el mal llamado ¨respeto humano¨. Se pretende que la verdad depende del número de manos que se levanten para apoyarla, y no de la validez de los argumentos que la sustenten; de aquí que pueda parecer inapropiado el afirmar algo que se opone a la opinión de las mayorías. Sin embargo, la verdad es independiente de su popularidad, pues se constituye de su congruencia con la realidad y no del número de simpatizantes que la adopten.

Sirva de ejemplo el que cuando el conglomerado humano consideró que la tierra era plana; ello en nada modificó su forma esférica.

Por lo demás, no pretendo imponer la verdad; solo comparto lo que de ella conozco, para quien quiera adherirse. Ni Cristo mismo impuso la verdad, solo invitó a quienes quisieran asumirla. Claro que expuso las consecuencias de negarse a aceptarlo.

Pues bien, yo he intentado emularlo, en mi minúscula proporción. He expuesto las bases de las posturas expresando mi nula autoría en ellas, pues lo más que he podido hacer es adherirme a la verdad, pero nunca crearla.

También he realizado parangones histórico-actuales a fin de destacar los resultados que se han obtenido y se obtienen, según el uso y abuso de ambos modelos conductuales (tradicional y moderno).

Pero jamás he promovido el abuso del hombre hacia la mujer. Si observas en mis escritos originales (que a la fecha hay dos publicados), promuevo precisamente lo contrario: “amarlas hasta dar la vida por ellas”, “jamás abusar de la fuerza o el carácter”, etc., pues esa fuerza y carácter nos fueron dados para protegerlas, no para atacarlas.

En cuanto al punto de adherirme a la idea de que hombres y mujeres somos iguales; me temo que me es imposible, si deseo ser honesto. Honradamente te digo que si la vista misma, me dice que somos esencialmente distintos, se antoja absurdo igualarnos en aras de liberalismo.

Dice Aristóteles que “tratar como iguales a desiguales, es la peor injusticia”, pues se deja en franca desventaja al menos apto o capaz. Y destaco que no se trata de ver quién es el más apto, porque la respuesta inmediata seria: ¿para qué? La mujer nos lleva ventaja en versatilidad mental, en creatividad, en agudeza de más de uno de los cinco sentidos y ante todo en pedagogía. Es posible que, genéricamente hablando, les llevemos ventaja en fuerza física, y acaso en enfoque singular. Ellas son psicológicamente hormonales pues dependen de sus ciclos, nosotros somos casi estáticos.

Si pregunto: ¿Qué es mejor, un autobús o un auto deportivo? La respuesta lógica es: ¿para qué? ¿Pretendes llegar más rápido o llevar a muchos? Pues pasa lo mismo entre hombres y mujeres.

Lo verdaderamente importante aquí, es que ¡SOMOS DIFERENTES!; y bendito sea Dios porque así es; pues por eso nos necesitamos y consecuentemente, nos complementamos.

Ahora hablaré sobre Tommaso; pienso que ha abusado en frases sueltas, mintiendo sobradamente, pretendiendo descartar con una mal acuñada expresión, todo un conjunto de verdades como las tomistas. A despotricado contra la filosofía formal, la Iglesia, la Biblia, y peor aún, contra Dios mismo. No obstante, se pone el disfraz de defensor de la mujer, que como he dicho, yo no ataco. Y no obstante su falaz proceder, le prepare un escrito anti ateo; del que te transcribo un fragmento a continuación:

“…Considero que arrogante es oponerse, sin fundamentos, a las conclusiones racionales alcanzadas por hombres especialmente inteligentes, como los más grandes filósofos de todos los tiempos; tales como: Sócrates, Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, Gottfried Leibniz, Emanuel Kant, René Descartes, Francisco Bacón, etc.; quienes concluyeron racionalmente la existencia de Dios.

También científicos de la talla de Alberto Einstein, Luis Pasteur, Thomas Alva Edison, Isaac Newton, Charles Darwin, Copérnico, Johannes Kepler, Volta, Wernher Von Braun (ingeniero aeroespacial), Charles Hard Townes (premio Nobel de física), etc.; los cuales, desde sus respectivas disciplinas científicas, llegaron al conocimiento de Dios.

Luis Pasteur lo expresó así: "Un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a Él. "

La certeza procede del intelecto pues con él se excogita; y dado que concluir la existencia de Dios no es cuestión de fe, sino del uso correcto de la razón, intentaré ser muy explícito en la exposición argumentativa.

Toda la lógica, es sustentada por cuatro axiomas, uno de ellos es el principio de razón suficiente; y dice lo siguiente: TODO EFECTO PROCEDE DE UNA CAUSA SUFICIENTE PARA JUSTIFICAR SU EXISTENCIA. El principio anterior, ha sido presentado históricamente de formas diversas, sin embargo para no volver exhaustivo este texto, me permito hacer una síntesis de su contenido: El principio en comento, se genera de la conjugación de otros tres sub principios: nihilidad, causalidad y proporcionalidad; y esto es absolutamente racional y científico. Pues bien, nihilidad dice que LA NADA NO PUEDE PRODUCIR COSA ALGUNA; causalidad que NO HAY EFECTO SIN CAUSA QUE LO PRODUZCA; y proporcionalidad que TODO EFECTO ES PROPORCIONAL A LA CAUSA QUE LO HA PRODUCIDO. Por tanto, la causa que nos ha producido es capaz de este efecto que somos.

Entonces, ¿cómo creer que todo se hizo solo? , es ilógico, atenta al recto uso de la razón. Cuando vemos orden, exigimos la existencia de un ordenador; si ve usted un objeto complejo, por ejemplo un reloj, ¿cree que fue diseñado por un incapaz mental?, por supuesto que NO, menos aun por un irracional. Nuestro cuerpo; incluso una simple célula, es mucho más compleja que una laptop; ¿entonces cómo creer que este orden físico, químico, biológico, zoológico, geológico, astronómico, etc., en el que vivimos y del que somos parte, se hizo solo? ¡Imposible!, verdaderamente es absurdo pretenderlo, pues para considerarlo posible, sería necesario renunciar a la razón, al sentido común, a la inteligencia más elemental. Recuerde que no hay efecto sin causa, y que la causa debe ser capaz de producir el efecto que se le imputa.

De todo lo anterior, se deducen racionalmente un conjunto de verdades inmutables:

La causa que ha producido este efecto que somos, que nos diseñó y nos sustenta, es un Ser con sobrada capacidad para generarnos; por lo que es: a).- Omnipresente, pues existe desde siempre, como lo demuestra el sub principio de nihilidad, ya que de haber existido alguna vez la “nada absoluta”, jamás hubiera podido empezar a existir cosa alguna, pues de la nada, nada surge; y puesto que estamos aquí, es evidente que hay “algo” que ha existido siempre y ese “algo” es el primer motor de todo cuanto existe. También es: b).- Omnisapiente, ya que sabe lo necesario para producir lo que hizo y hace, tal y como lo exige el sub principio de proporcionalidad. Además es: c).- Omnipotente pues no solo sabe, sino que puede hacer y hace las cosas.
A este Ser, Magnífico y Creador, le denomina la filosofía: “Ser Necesario” y la teleología: “Dios”. “…

Hasta aquí lo de Tommaso. Me despido agradeciéndote toda tu intervención.

21.06.14

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