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Víctor:

Una vez más, te equivocas. La Iglesia, es la esposa de Cristo y él es cabeza de ella, como el varon de la mujer. "Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo" (Efesios 5:23).


Todos somos uno en Cristo. "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús"(Gálatas 3:2😎.


"Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores" (Santiago 2:8-9).

"Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación" (Hechos 17:26).


Como puedes ver, desde la misma Bíblia, esta claro que todos los humanos de cualesquier raza, somos seres dotados de alma. Ahora bien, la figura papal es la del mayordomo de una casa; el no es el dueño, solo es el administrador temporal, por tanto no puede disponer cosas contrarias a lo que el autentico propietario ordena.

Es cierto que algunos encomenderos llegaron a dudarlo, pero eso no es responsabilidad de la Iglesia, como tampoco lo es el que actualmente, muchos feligreses que afirman ser catolicos, desconocen las más elementales bases doctrinales. No obstante, el magisterio de la Iglesia, se ha preocupado por corregir esos y otros errores. Sirva de ejemplo la bula papal que te decia fue insertada en las "cartas de Indias" por la Real Audiencia.


Bula Sublimis Deus, del papa Pablo III

2 de Junio de 1537

La bula es conocida por diferentes nombres: Sublimis Deus, Unigenitus y Veritas ipsa. En este documento el papa da por supuesta la racionalidad del indígena -en cuanto que los indios son hombres-, declara que tienen el derecho a su libertad, a disponer de sus posesiones, evitando todo tipo de crueldad.

Dice también la bula que todos son capaces de ser instruidos en la fe que debe serles predicada con métodos pacíficos; que el enemigo del género humano inventó un método para impedir que la Palabra de Dios fuera predicada y excitó a algunos que “deseando saciar su codicia, se atreven a afirmar que los Indios occidentales y meridionales y otras gentes que en estos tiempos han llegado a nuestro conocimientos -con el pretexto de que ignoran la fe católica- deben ser dirigidos a nuestra obediencia como si fueran animales y los reducen a servidumbre urgiéndolos con tantas aflicciones como las que usan con las bestias… haciendo uso de la Autoridad apostólica, determinamos y declaramos… que dichos Indios, y todas las gentes que en el futuro llegasen al conocimiento de los cristianos, aunque vivan fuera de la fe cristiana, pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades, que no deben ser reducidos a servidumbre y que todo lo que se hubiese hecho de otro modo es nulo y sin valor, asimismo declaramos que dichos indios y demás gentes deben ser invitados a abrazar la fe de Cristo a través de la predicación de la Palabra de Dios y con el ejemplo de una vida buena…”

Alejandro Farnesio, convertido en Papa con el nombre de Pablo III, (1534-1549), representa al típico papa renacentista al que su inclinación hacia la vida mundana le impide ser piadoso; sin embargo, tiene claro que debe luchar contra la difusión del protestantismo, contra los turcos y evitar la dispersión de los católicos. Su aguda intuición política le lleva a escuchar y a decidir sobre el asunto de los abusos de los encomenderos.

El poner en duda la racionalidad de los indígenas o negros, no obstaba para que los encomenderos no tuvieran escrúpulo para considerar lícito reducirlos a la esclavitud y aprovecharse de ellos como de animales irracionales; esta idea fue denunciada con tanta energía por frailes de la orden de Santo Domingo, como fray Pedro de Córdoba, fray Antonio de Montesinos y más tarde fray Bartolomé de Las Casas quienes sostenían la racionalidad de estos pobres humanos; y, ante las múltiples quejas, enviaron una comisión al Papa para que llevaran muchas cartas de personas que informaban de la situación.

Los dominicos, demostraron gran valentía e inteligencia, al enfrentar a conquistadores, encomenderos y hasta a los monarcas mismos, para proclamar que la espada no debía abrir el camino del Evangelio, ni la esclavitud.

La misión para acudir al Papa fue organizada por fray Domingo de Betanzos y fray Bernardino de Minaya fue designado para realizarla. Minaya, viajó a Roma para informar sobre el mal trato al que eran sometidos los indios; a su testimonio se sumó una carta del primer obispo de Tlaxcala, fray Julián de Garcés –que es notable por sus argumentos y es la más conocida-. Al llegar a Roma, Minaya, que también llevaba recomendaciones de Carlos V, fue recibido por Pablo III; sus cardenales consejeros –entre ellos Carafa quien le sucedería-estudiaron los documentos. Debido a esto, el Papa promulga la bula mencionada y otros dos documentos: Altitudo divini consilii y Pastorale officium en los que trata temas relativos a la Sublimis Deus.

Una de las consecuencias de esta bula, fue la expedición por parte de Carlos V, de las Leyes Nuevas y entre los dominicos, que Bartolomé de Las Casas tomara el hábito de religioso de esa orden.

27.06.14

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