Víctor:

En primer lugar la palabra "Dios", se escribe con mayúscula, siempre que hablas del Dios verdadero. Y no es mi Dios o el tuyo, ambos somos de El; también lo es la Santísima Virgen María, madre del Mesías. Tu ejemplo es absurdo y blasfemo; absurdo porque una vez más muestras tu absoluto desconocimiento de la Historia Sagrada, pues como lo expone el Evangelio,cuando fue la encarnación de nuestro Señor Jesucristo, la Virgen estaba "desposada" con José, no casada; lo cual significa estar comprometido.

Pero aun, suponiendo sin conceder en absoluto, que la falsa, blasfema y estulta hipótesis que pretendes en tu tonta exposición, fuese cierta; habría que considerar que Dios no esta obligado a sujetarse a las reglas que nos impone a nosotros, ¿O qué?, ¿Acaso dirás que si llama a alguien a cuentas y le quita la vida, entonces es asesino? NO; El es el dueño de toda vida, y como la da la puede quitar libremente. Dios es un ser perfecto, así que no cabe error, dolo o pecado en El.

Respecto a tu extremadamente imbécil afirmación de un supuesto acto impuro, te recuerdo que la Virgen Santísima, ha sido, es y será siempre VIRGEN; antes, durante y después del parto. El Evangelio narra que por obra del Espíritu Santo, y obra milagrosa; no sexo. Dios es espíritu, y siempre lo ha sido, hasta la encarnación de la segunda persona de la Trinidad, en que Jesucristo-Dios toma cuerpo; de donde se deduce que tu blasfemia es por demás perversa y diabólica y temerariamente tonta.

Además, faltas a la cronología de hechos, pues el matrimonio fue instituido como sacramento hasta que Cristo inició su vida publica; y por supuesto que no fue antes de ser encarnado.

En cuanto al Patriarca Abraham; fue Sara, su esposa, y no Dios, quien le pidió que engendrara un hijo con Agar, su esclava.

En cuanto a la tercera persona de la Santísima Trinidad, es decir, el Espíritu Santo, te recuerdo que le debemos el mismo honor y respeto que a Dios Padre: "...QUI CUM PATRE ET FILIO SIMUL ADORATUR ET CONGLORIFICATUR,...".

Cuando leí tu exposición sobre Galicia, me dio mucha alegría encontrarte hablando de las apariciones de la Madre de Dios en tu tierra; pero tristemente me entusiasme en vano, pues no posees ni un ápice de honestidad mental. Me dices soberbio por ostentar la verdad que conozco y demuestro; y tu eres capaz de faltar hasta a lo mas sagrado, antes de reconocer que te equivocas o que desconoces.

En fin, me temo Víctor, que eres un estúpido; hasta aquí había respetado tu incultura y desconocimiento absoluto de la religión en que fuiste bautizado. Hasta aquí he respetado tus redundancias expositivas, tus evasivas, tu falta de conocimiento de ortografía elemental, de historia y de redacción. Y puesto que no tienes ningún respeto por la fe verdadera a la que injustamente afirmas pertenecer, es obvio que no mereces respeto alguno.

Dios se apiade de tu alma.

P.D. Olvida la copa en Galicia, y por favor, no te vuelvas a meter a mis temas y debates.