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Olga:

Empiezo por decirle que yo jamás he expresado que la mujer sea inferior al hombre. Para constatar lo que digo, y en aras de no ser reiterativo, le invito a leer lo que le expuse a Víctor y a Tommaso en las últimas replicas que les dirigí.

Respecto a Aristóteles y a Santo Tomás de Aquino, necesito hacerle dos acotamientos:

El primero es de orden universal; pues el sentido común nos dice que debemos centrar nuestra atención en la cualidad máxima de una persona a fin de definirá, no en la mínima. De lo anterior se deduce que los autores citados son muy respetables, bajo este criterio: el primero como filósofo y el segundo como filósofo y teólogo; pero ninguno de ambos como “biólogo”, pues esta ultima disciplina jamás fue área del dominio de ninguno de ellos; a lo más que llegaron fue a utilizarla para ejemplificar determinados eventos.

El segundo acotamiento versa en el siguiente punto: Aristóteles es el padre de la lógica, es decir del sistema racional. Ese hombre fue capaz de definir, él solo, casi el 90% de lo que en la actualidad se conoce sobre este tema.

Sin lógica no hay ciencia posible, pues engloba, además de los principios racionales, las inferencias, los silogismos, (etc.), y toda la metodología. En estas aéreas, sí que es muy respetable Aristóteles. Por su parte, Santo Tomás, es el más grande teólogo-filósofo que haya podido concebir la humanidad, al menos hasta ahora. Su obra maestra es la SUMMA TEOLOGICA. Pues bien, en esta obra trata los temas centrales de la religión católica y los compendia en plena concordancia con la lógica aristotélica. En esto es en lo que Santo Tomás es justamente muy respetado; jamás en biología, pues nunca fue su perfil. Sirva decirle de paso, que ninguna otra religión en el mundo, cuenta con una congruencia racional, como la Iglesia Católica, fundada por Cristo-Dios.

Si Usted está familiarizada con la obra de Aristóteles y de Santo Tomas, según afirma, entonces podrá reconocer con pleno conocimiento de causa lo que hasta aquí he dicho; pero de no ser así, la invito a que los lea. Es extraordinaria la forma en que Santo Tomas aborda y resuelve el tema sobre la congruencia que existe entre la ciencia y la fe verdadera, pues como él afirma, ambas proceden de un mismo origen, la mente divina; la cual es perfecta, siendo imposible incongruencia alguna entre ambas.

La forma racionalista de escribir de los multicitados autores, es denominada “formalista”, pues no afirman nada que no puedan sustentar. Sirva de ejemplo a lo que digo, lo siguiente:

¿Qué es la verdad? Es la adecuación de una descripción a la realidad de un objeto.

La verdad y la mentira no gozan de los mismos derechos, aunque la máxima ética en boga, consista en ¨respetar¨ la opinión ajena, aun y cuando falte a las más elementales reglas de la lógica. Pero la lógica es la ética del pensamiento; si uno no utiliza la lógica como base y tamiz de sus ideas, entonces solamente imagina, no piensa. Nadie quiere hablar con la verdad pues se antepone el mal llamado ¨respeto humano¨. Se pretende que la verdad depende del número de manos que se levanten para apoyarla, y no de la validez de los argumentos que la sustenten; de aquí que pueda parecer inapropiado el afirmar algo que se opone a la opinión de las mayorías. Sin embargo, la verdad es independiente de su popularidad, pues se constituye de su congruencia con la realidad y no del número de simpatizantes que la adopten. Tal y como lo demostraré a continuación:

Axiomas lógicos:

1.- PRINCIPIO DE IDENTIDAD: “Todo es igual a sí mismo, si es considerado en un mismo tiempo y sentido”.

2.- PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN: “Cuando existen dos aseveraciones antagónicas, es decir una afirma y otra niega, es imposible que amas sean verdaderas”.

3.- PRINCIPIO DE TERCERO EXCLUIDO: “Cuando existen dos aseveraciones antagónicas, es decir una afirma y otra niega, es imposible que amas sean falsas, por lo que la verdadera se contiene entre estas dos primarias y cualesquier tercera opinión debe ser descartada de antemano”

De la aplicación de los principios anteriores, se desprende que la verdad no depende de la percepción que el sujeto cognoscente pueda tener de la cosa por conocer, sino de la cosa en sí misma, es decir: de su realidad; pues conforme al principio de “Identidad”, las cosas son iguales a sí mismas, por lo que no son cambiantes según la opinión personal.

En cuanto a “respetar la opinión de los demás”, parece ilógico respetar el error craso, pues de suyo carece de cualquier elemento digno de respeto, tal y como lo demuestran los principios de “Contradicción y de Tercero Excluido” en conjunción; ya que de dos opiniones antagónicas, es imposible que ambas sean falsas y verdaderas, por lo que habrá que distinguir a una de la otra, y hecho lo anterior, atesorar y respetar la verdadera, y desechar de plano la falsa.

Me despido, agradeciéndole su tiempo.

21.06.14

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